Há 40 anos, o Chile mergulhava na escuridão

Há 40 anos, o Chile mergulhava na escuridão

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A morte de Jara

Salvador Allende matou-se em 11 de setembro de 1973. Augusto Pinochet tomou o poder no Chile e implantou a ditadura que seria a menina dos olhos dos conservadores da América Latina e dos Estados Unidos. Um dia depois do golpe, o músico e diretor de teatro Víctor Jara foi preso e levado para o Estádio Chile. Quatro dias depois, foi assassinado com 44 tiros. Em dezembro de 2012 a justiça chilena determinou o julgamento dos sete ex-oficiais que o mataram.

Não é preciso dizer muito mais sobre isso.

No cativeiro, Jara escreveu seu último poema, que reproduzo aqui, em espanhol. O meu leitor não lhe negará o esforço dessa tradução, homenagem tardia a um mártir.

“Estadio Chile

Somos cinco mil aqui/en esta pequeña parte la ciudad.

Somos cinco mil.

¿Cuántos somos en total

en las ciudades y en todo el país?

Sólo aquí, diez mil manos que siembran

y hacen andar las fábricas.

Cuánta humanidad


con hambre, frío, pánico, dolor,


presión moral, terror y locura.

Seis de los nuestros se perdieron

en el espacio de las estrellas.

Uno muerto, un golpeado como jamás creí

se podría golpear a un ser humano.

Los otros cuatro quisieron quitarse

todos los temores,

uno saltando al vacío,

otro golpeándose la cabeza contra un muro
pero todos con la mirada fija en la muerte.

¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas.

La matanza es un acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?

En estas cuatro murallas sólo existe un número
que no progresa./Que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la consciência

y veo esta marea/ sin latido

y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura./¿Y México, Cuba y el mundo?


¡Qué griten esta ignominia!

Somos diez mil manos menos que no producen.

¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.

Así golpeará nuestro puño nuevamente.

Canto, qué mal me sabes
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos
momentos de infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi.
Lo que he sentido y lo que siento
harán brotar el momento...”

 

 

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